Luego de la batalla de Pueblo Nuevo el 11 de octubre de 1855 donde las fuerzas democráticas (los liberales de León) fueron derrotadas por los legitimistas (los conservadores de Granada), el Gral. Ponciano Corral (portador de un poder omnímodo otorgado por el Presidente Estrada para negociar la paz con Walker) llegó a Granada el 23 de octubre a negociar, pero en un giro de los acontecimientos, firmó la paz que estableció, entre otras cosas, la formación de un gobierno provisorio con don Patricio Rivas de Presidente, Corral de Ministro de la Guerra y Walker de Comandante en Jefe del ejército. Tardíamente Corral se da cuenta que al firmar la paz, lo que ha hecho es entregarle Nicaragua a Walker, por lo que, arrepentido, el 1 de noviembre le escribe al Presidente de Honduras José Santos Guardiola pidiéndole socorro contra Walker, pero los espías de Walker interceptan la carta por lo que se le captura y enjuician a Corral en un consejo de guerra en el que Walker convoca al tribunal, nombra a sus miembros, presenta la acusación, testifica ante el Tribunal, confirma la sentencia de muerte, nombra al verdugo y señala la hora y el lugar de la ejecución. Corral es fusilado el 8 de noviembre de 1855 a las 2 de la tarde.
William Walker ordenó a los legitimiestas que se rindieran, lo que trajo como consecuencia que el coronel Estrada se negara a rendirse y a entregar las armas, por lo que se unió a otros jefes legitimistas que se reunieron en Matagalpa y acordaron combatir a Walker.
El 20 de agosto, por lo menos tres contingentes filibusteros recorren la zona de Tipitapa a Chontales, tres compañías al mando del teniente coronel Edmund H. McDonald otro al mando del mayor W. P. Caycee y un tercero al mando de William Jarvis. El día 29, Byron Cole sale de Granada hacia Chontales con un cuarto contingente de cincuenta montados, con órdenes de recorrer los sitios donde se encuentran los renegados nicaragüenses y someterlos.
Ante el despliegue de la fuerza filibustera, el general Fernando Chamorro envía desde Matagalpa un grupo denominado división vanguardia, al mando del coronel José Dolores Estrada con ordenes de marchar de Matagalpa hacia el sur con 120 nicaragüenses que formaban parte del ejército del septentrión, con la finalidad de evitar el avance de las fuerzas de Walker hacia el centro del país. Estrada avanza hasta cerca de Tipitapa y ocupa la casa hacienda de San Jacinto, una importante finca productora de ganado. Al saberse en Granada a principios de septiembre que los renegados están en San Jacinto, Walker ordena a Edmund H. McDonald que marche y los desaloje; éste avanza desde Tipitapa con sus rifleros y ataca a Estrada al amanecer el 5 de septiembre.
“Firmes hasta caer el último”.
La casa hacienda de San Jacinto se encontraba preparada para la defensa, ubicada en un punto que permitía dominar los alrededores. Al estar circundada de amplios corrales, los defensores podían disparar desde dentro de la casa por las troneras en todas direcciones, protegidos tras gruesas paredes coloniales de adobe y donde los cercos de piedra de los corrales constituían un fuerte obstáculo que los asaltantes debían escalar y luego bajar al patio antes de poder hacer algún daño a los ocupantes de la casa.
De acuerdo con el parte oficial de Estrada enviado ese 5 de septiembre al general Fernando Chamorro en Matagalpa, un fuerte número de norteamericanos atacaron San Jacinto esa mañana. Tras dos horas y media de enfrentamiento, McDonald se retira, dejando seis muertos en el campo entre ellos William Jarvis, llevándose un número indeterminado de heridos y dejando tirados muchos pertrechos entre armas, abastos y caballos; en ese ataque las fuerzas defensoras tienen un muerto y 3 heridos. McDonald dejó algunos soldados en los alrededores vigilando y se replegó a Granada con el resto de la tropa en busca de protección y refuerzos. El 12 de septiembre sale de Granada un segundo contingente hacia San Jacinto bajo el mando de oficiales del ejército de Walker.
El coronel Byron Cole se une a las fuerzas de ataque en Tipitapa el sábado 13 de septiembre en la mañana, ahí mismo lo ascienden de Capitán a su antiguo rango de coronel con Wiley Marshall de subjefe, forman tres compañías, al mando del capitán Lewis D. Watkins, del teniente Robert Milligan y del mayor Kevin O’Neal quienes deberían atacar tres posiciones distintas de la hacienda.
El 14 al amanecer, la compañía de Milligan es la primera que avanza hacia la casa hacienda, donde se encontraban atrincherados los nacionales.
La estrategia de defensa ordenada por Estrada y ejecutada por las compañías del capitán Liberato Cisne, capitán Francisco de Dios Avilés y el capitán Francisco Sacasa, gana la batalla. El coronel dispone la defensa en tres frentes: El corral de piedra al costado oeste de la casa al mando de Cisne, el segundo al frente de la casa a cargo de Avilés y el tercer frente de defensa en el corral de madera a cargo del capitán Sacasa.
El ataque inició al amanecer, Cole y Milligan atacaron el corral de madera, O’Neal atacó de frente y Watkins el flanco derecho. A media mañana Cole y Milligan habían logrado romper la resistencia del corral de madera, por lo que el coronel Estrada envió como refuerzos a los oficiales Miguel Vélez, Alejandro Eva y Adrián Solís para sostener la posición.
Sin embargo, el poder de fuego de las armas de los invasores era superior, los modernos rifles y los revólveres de cilindro les permitía hacer disparos más frecuentes que nuestras fuerzas que debían recargar después de cada tiro, así las cosas, cuando las fuerzas de Estrada disparan la primera salva ellos logran saltar el cerco de piedra y enfrentar más de cerca a los defensores, entablándose en algunos casos la lucha cuerpo a cuerpo. En respuesta, el coronel Estrada envía al capitán Liberato Cisne, al teniente José Siero y al teniente Juan Fonseca a rodear el cerro para atacer la retaguardia de los atacantes. Otra versión narra que los defensores lograron ahuyentar los caballos de los invasores y que la estampida de estos hizo creer a los atacantes que llegaban más refuerzos, confundiéndolos.
Los filibusteros viendo que no era posible la toma de la casa hacienda, retroceden y comienzan a huir en dirección a la hacienda San Hildefonso. Charles Callahan es visto por última vez herido y exhausto, con los soldados de Estrada pisándole los talones, Marshall y Milligan también mueren; O’Neal y Watkins salen mal heridos. A Byron Cole lo capturan en el camino el 16 de septiembrey es muerto en el lugar. Los cinco jefes norteamericanos son dados por muertos.
Lo que no sabía Walker.
Después del combate del 5 de septiembre el coronel Estrada recibió el dia 11 como refuerzos un contingente de 60 indios flecheros matagalpinos al mando del capitán Francisco Sacasa por lo que, para el 14, tiene bajo su mando 160 hombres de Masaya, Granada, Managua y otras poblaciones, con oficiales formados en la revolución de 1854. En el enfrentamiento ellos también sufren fuertes bajas: cincuenta y cinco muertos y muchos heridos.
Los dos combates en San Jacinto son considerados como una sola batalla en dos etapas, además, son los únicos en la Guerra Nacional en que nicaragüenses y norteamericanos se enfrentan sin auxiliares y resulta en una apabullante victoria de los nicas. Es por ello por lo que ha pasado a ser el evento más memorable en la historia patria nicaragüense y siempre se recordará la orden estoica de Estrada: “Firmes hasta caer el último”.
El 12 de septiembre de 1856 se firmó la paz entre legitimistas y democráticos para dar fin a la guerra civil e iniciar la guerra antifilibustera.
Fuentes:
Alejandro Bolaños Geyer “El Predestinado de los Ojos Grises: Tomo III Nicaragua y IV, La Guerra Nacional”. Biblioteca Enrique Bolaños.
Alejandro Bolaños G. Tomo IV: La Guerra de Liberación – cap. 11: Amanecer en San Jacinto. Biblioteca Enrique Bolaños.
Cuarenta años de historia de Nicaragua. 1838 – 1878 Francisco Ortega Arancibia. Colección cultural Banco de América.
Obras históricas completas. Jerónimo Pérez. Colección cultural Banco de América. Serie histórica número 5.